MUNDO | AUSTRALIA UNA ENORME QUEMA


Ya no se hablaba de los incendios sino de “El Incendio de Australia”. El tamaño de la conflagración alcanzó proporciones bíblicas, al punto de que sus efectos, en forma de humo y cenizas, llegaron hasta Chile, y pasaron a Argentina y Uruguay, a algo más de 13.000 kilómetros de distancia, afectando la aeronavegación.

Hace algunos meses el planeta se preocupó mucho por el incendio de la selva del Amazonas, que consumió algo así como 2,5 millones de hectáreas de bosque tropical, pero más se ha alarmado con el de Australia, que arrasó con más de 6 millones de hectáreas y en el que se calcula que murieron incinerados mil millones de seres vivos, desde hormigas hasta humanos, y donde nada quedó en pie, ni un poste de energía ni ninguna clase de vivienda, produciéndose una especie de regreso a la edad de piedra.

Esto ha desatado una guerra por el agua de tal magnitud que se ordenó a francotiradores que desde helicópteros hicieran la matanza de 10.000 camellos que estaban afanosamente demandando el líquido y algunos alimentos que eran requeridos también por varias comunidades aborígenes. La ya de por sí mermada población de koalas – simpáticos marsupiales – quedó a punto de extinción definitiva: murieron asados más de 25.000 de ellos en la primera semana de este año.

EL incendio de Australia tiene algo en común con el del Amazonas: el Primer Ministro australiano, Scott Morrison, al igual que Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, son considerados negacionistas del cambio climático, que no adoptan políticas serias para prevenir la deforestación y cuidar la parte del planeta que está bajo su cuidado.

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