DRAMA | SELVA ARDIENDO

El mundo entero se encuentra en estado de emergencia ambiental por cuenta del gigantesco incendio del Amazonas. El gobierno de Bolsonaro suspendió el tradicional control de la deforestación de la selva, en una muy equivocada política desarrollista con la que espera ganar nuevas áreas para la ganadería y la construcción de mega urbes.

La ausencia de controles ha desatado una masacre de árboles sin antecedentes en la historia mundial, lo que luego de tres semanas ha despertado gran indignación mundial y protestas de la ONU.  Cuando se quemó la emblemática catedral parisiense de Notre Dame se declaró una tragedia mundial y en solo días se recaudaron 218 millones de euros para reconstruirlo. Mientras tanto ha durado semanas ardiendo la selva del Amazonas, pulmón del mundo el que alberga más de 600 especies animales y nadie se ha pellizcado.

El Amazonas no es propiamente el pulmón del planeta, es algo mucho más importante: es la mayor esponja que absorbe CO2, es la que nos defiende en buena medida del cambio climático.

Uno creería que el gobierno y pueblo de Brasil entiende que tener en su jurisdicción a la selva del Amazonas implica muy serias responsabilidades que trascienden sus fronteras, son compromisos planetarios.

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