GASTRONOMÍA | UN SANDWICH PARA IMPRESIONAR

Cualquiera es capaz de hacer un sándwich, eso lo sabe hacer todo el mundo, pero un sándwich Montecristo es otra cosa, ya son palabras mayores en este ejercicio gastronómico elemental. Su origen es bien diverso, como que se dice que es el mismo “mozzarella in carrozza” italiano, o el Croque Monsieur francés. Sin embargo, lo único cierto es que se considera un sándwich eminentemente norteamericano y específicamente de Los Ángeles, donde varios restaurantes se peleaban la receta original en los años 40’s.

Se trata de una preparación estrato 10 elaborada con los mismos ingredientes de una de estrato 3, ideal para sorprender a la hora del desayuno a esa persona especial que nos acompañó la noche anterior.  La gracia está en la preparación y en lo satisfechas que nos hayamos levantado.

No se recomienda hacerlo con pan tajado porque sus láminas son muy delgadas para este propósito, lo mejor es comprar pan de molde y cortar las tajadas un poco más gruesas.

Tenga en un bol cerca uno o dos huevos batidos y agrégueles pimienta negra no molida y sal.

En otro bol tenga una muy buena cantidad de queso mozzarella rallado.

Necesitará tres tajadas para hacerlo como mandan los cánones y se les deben quitar sus bordes, dejando solo el interior blanco. Cada tajada debe recibir una untada generosa de mayonesa y mostaza por una de sus caras.

 Sobre dos de las tajadas va a colocar sendas rebanadas de jamón de pavo, de jamón de pierna y de queso mozzarella y luego junta las tres tajadas de pan, dejando den el centro la que solo tiene mayonesa y mostaza.

Una vez armado el sándwich apisónelo con alguna tabla y en seguida asegúrelo atravesándolo con palillos para que mantenga su estructura. Seguidamente remójelo muy generosamente en los huevos revueltos por todas las caras, casi que sumérjalo. 

Una vez bien bañado el sándwich en huevo colóquelo al fuego por unos tres minutos en una sartén caliente con buena cantidad de mantequilla y séllelo por todas las caras ….y listo.

Una exquisitez de esta debe acompañarse – o maridarse, como presuntuosamente dicen los chefs – con una bebida que igual brinde una experiencia especial al paladar. ¿Qué tal, por ejemplo, un jugo de naranja con un buen toque de champaña dentro? Pruébelo y nos cuenta.

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