REINVENCIÓN | TAMBIÉN SE REINVENTA EL TURISMO

En opinión de algunos expertos la caída que ha experimentado la industria del turismo por cuenta de la pandemia del Coronavirus es más fuerte que la que se vivió por razón de la Segunda Guerra Mundial. Esto, que bien puede parecer una gran exageración, posiblemente no lo sea si miramos lo que viene sucediendo en nuestras narices con las aerolíneas y los hoteles que conocemos.   No se equivoca la Latin American Hotel & Tourism Investment Conferences (Sahic) cuando asegura en sus informes que la presente es la caída más severa registrada en el último medio siglo. 

 Según el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WWTC), el 10,4% del dinero que se mueve a nivel global pertenece a este sector que genera319 millones de empleos en el mundo entero. Esto explica porqué en todos los planes de reactivación económica de cualquier país el turismo siempre es un actor fundamental.

En algunos lugares, donde la pandemia comenzó, se comienza a dar ahora alguna reactivación, aunque los niveles de exigencia en materia de bioseguridad son mayores. Noticias como que en reconocidos hoteles de Nueva York no cambian la ropa de cama de un huésped a otro son demoledoras para el turismo en estos tiempos. Es muy posible que esto se haya venido haciendo por décadas, pero en época de pandemia la noticia se vuelve escandalosa.

Ya la gente no viajará con la misma desprevención con que lo hacía antes, tanto a Nueva York como a cualquier otro lugar. El mundo ya no es el mismo.  Brian Chesky, CEO de Airbnb, sostiene que como resultado de la pandemia de coronavirus “el turismo nunca más volverá a ser igual”. “Es el fin del turismo como lo conocemos. No quiero decir que el viajar se haya terminado, sino que el modelo que conocíamos ha muerto y no va a volver”.

Según él las personas “no quieren subirse a un avión, ni viajar por negocios, ni cruzar fronteras. Vamos a subirnos a nuestros automóviles, conducir unos cuantos kilómetros a una pequeña comunidad y quedarnos en una casa”. Esto es, claramente, un nuevo modelo de turismo. Sin duda volveremos a viajar, pero lo haremos de manera más consciente, más sostenible y con un mayor sentido de la solidaridad que nunca. A medida que salimos de este letargo, ansiaremos experiencias que mejoren la salud, inmersiones restauradoras en la naturaleza, ejercicios de elevación del espíritu al aire libre y escapadas seguras para pasar un tiempo de calidad con nuestros seres más cercanos y queridos.

Es posible que al principio no queramos alejarnos tanto de casa y tratemos de minimizar la cantidad de tiempo que pasamos en aeropuertos o aviones. Habrá una redistribución de los destinos a donde viaja la gente, en lugar de las pocas ciudades de siempre – Nueva York, Paris, Madrid, a miles de comunidades locales. Es la gran oportunidad para ciudades pequeñas, la gente no quiere, por ahora, ir a ciudades con mucha gente.

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