Hasta hace unas cuantas décadas se consideraba toda una hazaña muy admirable que alguien hablara dos idiomas, era algo que parecía reservado para personas muy adineradas y privilegiadas. Hoy se trata de algo tan necesario como saber escribir en un computador, si no puedes quedas fuera de onda, de civilización, de mundo. Dejó de ser un adorno personal para convertirse en una habilidad esencial para el trabajo.

De ahí que debamos asegurarnos de matricular a nuestros hijos en colegios que nos garanticen un muy buen nivel de enseñanza de un segundo idioma, preferiblemente el inglés. Hoy día cualquier universidad seria lo exige para cualquier carrera, esto se debe a que más del 85% del conocimiento renovado en el mundo circula en este idioma.  Cualquier adelanto en medicina, en ingenierías y administración se debe estudiar en inglés.

No solo eso, es muy difícil salir del país, bien sea a Europa, Norteamérica o Asia sin manejar este idioma. Es decir, sin inglés nos mantendremos no solo ignorantes sino encerrados.

Para muchas personas es una tortura aprenderlo porque consideran que es indispensable hacerlo perfectamente, pero cuando uno escucha hablarlo a los iraníes, a los polacos a los africanos y árabes en general se da cuenta de que lo único que nos hace falta es vencer el miedo de hacerlo. Descubrirían que lo hacemos mucho mejor que otros.

Seguramente la metodología de la enseñanza del idioma deba incluir en el programa unas lecciones iniciales para vencer el temor al ridículo o a ser objeto de burlas, esto daría el fundamento sobre el cual se pueda desarrollar  un programa de enseñanza-aprendizaje más efectivo.