HISTORIA | HAPPY IS FREE

Milagrosamente la canción “Cumpleaños feliz”, o “Happy Birthday to you” se salvó de tener que pagar derechos de autor. ¿Se imaginan la cantidad de miles de veces que es interpretada diariamente en las celebraciones de cumpleaños en los hogares y oficinas del mundo entero? La historia es como sigue, según nos la cuenta César Muñoz en su “Cata Musical”:

A finales del siglo 18 las hermanas Mildred y Paty Hill compusieron una canción infantil que originalmente se llamó “Good Morning to All” para utilizarla en la escuela de Kindergarden en la que trabajaban. La letra original no tenía nada que ver con cumpleaños y podía acomodarse a la circunstancia para la que se necesitara.

Un día estaban reunidas en una cabaña en las afueras de Loouisville, Kentucky, celebrándole el cumpleaños a una joven llamada Lissette Haast, y allí le improvisaron una nueva letra para homenajear a la cumpleañera, lo que la convirtió en la primera persona a la que le cantaron el mundialmente famoso Happy Birthday.

Por ser tan fácil de cantar y tan pegajosa se popularizó muy rápidamente. En 1893 Mildred y Patty decidieron registrar todas las canciones que habían compuesto y sacar un libro con ellas a través de la compañía Summy. Entre ellas iba esta nueva melodía, pero con su nombre original: Good Morning to All. Entre tanto esa canción no paraba de sonar, pero con la letra del Happy Birthday y las hermanas Hill no se preocuparon por registrar la nueva versión con esa letra.

Ya en 1922 salen nuevos cancioneros con la nueva letra y con un aviso de que estaba licenciada por Summi. La canción se convirtió en una especie de himno oficial de todos los cumpleaños. Un día, en 1933, le llegó un telegrama de feliz cumpleaños a un famoso cantante y la operadora que le llamó a avisarle recibió la orden de su jefe de cantarle el telegrama, con lo que nació el servicio de Singing telegrams, que luego se popularizó en los Estados Unidos con la canción de las Hill. Ese mismo año en una obra de teatro musical llamada As Thousand Cheer, de Irving Berlin, uno de los compositores más famosos de la época, se incluyó la canción Happy Birthday. Eso provocó un pleito judicial que ganaron las hermanas Hill por el uso de la melodía, pero no por el uso de la letra, que continuaba huérfana.

Esto les abrió los ojos a los señores de Summi, quienes en 1935 negociaron algunos acuerdos con las Hill y en una avivatada la registraron como una obra nueva para apropiarse de la letra y la melodía. Durante 50 años la explotaron hasta que en 1985 la vendieron a Warner Chapel por 25 millones de dólares. La felicidad a la Warner le duró hasta 2013, cuando aparece la cineasta Jenn Nelson, quien hacía un documental para cine sobre esta canción y esculcando muy bien los archivos, descubrió que a Happy Birthday se le había vencido el registro en 1950, con lo que todas las negociaciones que desde entonces se habían hecho no tenían validez alguna.

Con esto Happy Birthday pasó a convertirse en una canción de dominio público, es decir, no tiene dueño y podemos cantarla cuando, donde y como queramos sin tener que pedirle permiso ni pagarle nada a nadie.

Deja tu Comentario

Your email address will not be published.