EXPEXTATIVA | INVASIÓN FRUSTRADA

Pocas veces se había creado tanta expectativa sobre una supuesta visita – en plan de invasión – de extraterrestres, como la que se creó el pasado 23 de marzo. No fueron pocos los medios y las redes sociales que reprodujeron el vaticinio de que en esa fecha se produciría la llegada de un gran número de OVNI´s que traerían legiones completas de seres de otro planeta, quienes vendrían a tomar el control absoluto de la tierra.

Se aseguraba que de la misión formaba parte una enorme nave nodriza que vendría a llevarse a 8.000 terrícolas bien seleccionados, para prepararles para la transición hacia un mundo mejor.

No explicaban en qué consistiría esa preparación ni cual ese mundo mejor, se rumoraba que bien podría ser para inmunizarles para enfrentar nuevas condiciones atmosféricas, de clima o de cualquier naturaleza hasta ahora desconocida por el hombre. La campaña mediática fue bien grande y abarcó todas las redes sociales, generando un poco de pánico colectivo – temor a lo desconocido – porque se anunciaba en cierta forma el fin del mundo tal y como hasta ahora lo hemos conocido.

Cada día estuvimos inundados por artículos, fotografías y videos sobre naves espaciales que, gracias a la tecnología digital, mostraban un realismo asombroso y siempre con el mismo mensaje: el 23 de marzo de 2023 la tierra sería invadida por muchas naves provenientes del espacio que tendrían la finalidad de tomar el control total de la tierra.

No fueron pocos los que lo creyeron y tomaron algunas previsiones, aunque de haber ido cierto, no tendría sentido ninguna previsión. Si todo habría de desaparecer de nada serviría hacer algo para cuidar o salvar propiedades de ninguna clase. Pensar que algún buen o mal día amanezcamos con la certeza de que ya no habrá nada de nada es algo aterrador para cualquiera.

Lo más probable sería que la humanidad entera moriría en medio de una enorme plegaria, en una inmensa oración dedicada a aquello en lo que cada quien crea, sería el único elemento de cohesión social posible. La predicción nos decía que 8.000 serían los elegidos para una nueva vida, y 7.999 millones desapareceríamos, no solo de la faz de la tierra sino del universo entero.

Quizás la idea de quedarnos a esperar el fin en gran patota, parche o combo nos anime un poco más y así los momentos previos no resulten tan angustiantes. Pero igual debe ser el susto de estar entre los 8.000 seleccionados, a fin de cuenta el casting no sería voluntario y el viaje en esa nave nodriza sería lo más estresante que alguien pueda vivir.

Por ahora nos queda solo esperar a que Hollywood haga la gran película, esto tiene más probabilidades de ocurrir que la invasión. 

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