El Arte de Regalar

arte_regalar

Se acercan las fiestas decembrinas y como todos los años, muchos empezamos a padecer la angustia producida por la búsqueda minuciosa de los regalos para nuestros familiares y amigos. Y entonces empiezan las preguntas: -¿Será que esto le gustará a Fulano? -¿Será que es muy poquito o será mucho? -¿Y qué tal que el regalo que me dé Mengano sea más grande que el mío?

Lo cierto es que las dudas siempre serán las mismas y el actuar por lo general también -o por lo menos en mi caso-: esperamos hasta última hora para salir a buscarlos, con lo que logramos inyectarle una dosis adicional de pesadumbre a esta difícil tarea. Pero, ¿por qué esta mala costumbre de atormentarnos con los regalos?

Si hacemos el ejercicio de devolvernos unos cuantos años en el tiempo, comprobamos que la relación del regalo con la faena tormentosa de su búsqueda nos ha acompañado siempre pues incluso en nuestra infancia fuimos generadores de tal suplicio cuando llegaba la Navidad y escribíamos la lista interminable de juguetes dirigida al Niño Dios o a Papá Noel, y la dejábamos al pie del arbolito con el anhelo de que esa misma noche se la llevaran y tuvieran el tiempo suficiente de conseguirlos todos. En ese momento, los papás caían en tal desconsuelo que llegadas las doce de la noche del veinticuatro de diciembre, nos avisaban que los adorados ídolos de la Navidad habían dejado los regalos; triste sorpresa la que nos llevábamos cuando corríamos ansiosamente a destaparlos y ante nuestros ojos reventados de emoción solamente yacía un obsequio, solo uno entre los miles solicitados. Y para rematar, era el equivocado.

arte_regalar2

Pero si lo vemos desde una perspectiva objetiva podemos asimilar que la acción de regalar siempre ha sido estigmatizada como un “compromiso tormentoso” porque no se concibe como lo que verdaderamente es: un gesto de agradecimiento, reconocimiento y cariño hacia los demás. La tradición milenaria de obsequiar representa finalmente la bondad del ser humano que en estas fechas de unión y reconciliación encuentra la ocasión ideal para materializarse en el valioso detalle de honrar a alguien especial con un lindo regalo.

Para ello, no es necesario esmerarse en buscar el regalo más grande o más costoso. Lo que hace de un regalo “el regalo perfecto” es que sea algo que se pueda usar, y no algo tan “original” o tan excesivo que pueda caer en lo excéntrico y acabe guardado para siempre en un cajón. Es por esto, que para que en esta Navidad no caiga preso de la búsqueda angustiante y mucho menos en la desmotivación que lo lleve a la elección más desacertada, así, entonces le propongo:

• A la hora de elegir un regalo no compre por salir del paso, al contrario, busque un detalle significativo que sea del agrado de la otra persona; escójalo pensando en las preferencias de la persona a quien se lo va a obsequiar y no en sus propios gustos.

• Tenga en cuenta que es importante valorar la relación que se tiene con la otra persona. Hay regalos poco adecuados o demasiado personales. Por ejemplo, los perfumes sólo son acertados si se conoce de antemano el que utiliza la persona.

• Procure hacer regalos que se ajusten a su presupuesto. Regalar es un detalle e agradecimiento y por lo tanto no debe ser una obligación y mucho menos una causal de endeudamiento. Con esto, igualmente evita poner en un futuro compromiso a la persona para la que compró el obsequio.

arte_regalar3• Sorprenda, pero con moderación. Piense en el destinatario y sorpréndalo como a él y con lo que a él le gustaría. En este punto, es importante advertir que muchas veces el problema radica en intentar ser originales y querer “innovar” más de la cuenta. En ocasiones, y pensando precisamente en que la persona disfrute de nuestro regalo y lo recuerde para siempre, lo personalizamos demasiado, con lo que el regalo termina adaptándose más a nuestros gustos y necesidades que a las del destinatario y se convierte en un detalle mucho menos apreciado. Es por esta razón que es mejor buscar regalos versátiles y prácticos que nos faciliten la tarea y que de seguro a la otra persona le vayan a complacer.

• Cuide la presentación. Recuerde que es tan importante el regalo en sí como su empaque, esto representa el cuidado que se ha puesto en todo lo que involucra su elección. Un regalo debe verse atractivo y especial por más simple o pequeño que sea, por lo que una bonita caja para empacar un regalo sencillo funciona muy bien como extra ya que también podrá dársele uso a esta.

• Como sugerencia adicional y respetuosa, procure no regalar dinero. Se recomienda acudir a esta alternativa solo en caso de que se encuentre absolutamente falto de ideas. Tenga en cuenta que el dinero es un regalo demasiado impersonal y por ende, en muchas ocasiones suele comunicar que no hubo intención de invertir tiempo en la búsqueda de un detalle especial. En tal evento, es mejor optar por una tarjeta de regalo acompañada de un mensaje especial lo que de seguro hará sentir más apreciado a quién la recibe. Pero si el caso no es la escasez de ideas, sino que teme no acertar con el regalo, la mejor opción consiste en regalar experiencias: un viaje, un día de spa o un desayuno sorpresa pueden reflejar más cariño que otros detalles materiales y genera una recordación aún más importante.

Por último, tenga en cuenta que así como damos, recibimos; por lo tanto, es importante resaltar que de la misma manera como entregamos un regalo con cariño y entusiasmo, debemos saber agradecerlo con naturalidad, espontaneidad y una gran sonrisa. No espere necesariamente
a la Navidad, al cumpleaños o a cualquier fecha especial para sorprender a alguien; está demostrado que el regalo que más emociona y el más fácil de ofrecer es ese que se hace porque sí. Así que si un día cualquiera se topa con algún objeto que le recuerde a un ser querido, no lo piense dos veces porque de seguro no habrá mayor demostración de cariño que comprarlo y entregarlo.

 

 

 

 

Deja tu Comentario

Your email address will not be published.