ECONOMÍA | MEJOR CONSUMISTAS

Desde hace unos sesenta años nos dicen y recuerdan a cada rato que vivimos en la época de la sociedad del consumo. Sin embargo, eso no se considera un INRI, sino que nos define como seres libres y capaces de satisfacer nuestras necesidades y caprichos.

Y esa sociedad consumista vive en constante transformación por cuenta de los avances tecnológicos que a diario registramos en todos los campos, especialmente en la forma en que compramos y en la manera en que nos venden.

Por ejemplo, ahora el 15 % de los domicilios en Colombia se hace a través de apps en celulares o chats como WhatsApp tras la alta demanda por las cuarentenas obligatorias que ordenó el Gobierno. Eso implica un cambio cultural que se ha dado de manera muy rápida (lo que duró la pandemia)

 Los baby boomers, migraron hacia lo digital. El viejo slogan de los años 90 que decía “bueno, bonito y barato” es ahora “barato, cerquita y rápido”.

“El consumismo nos está matando” es una afirmación común sobre el consumo, quizá porque por nuestra naturaleza siempre queremos ver las cosas malas de algo, porque saber lo malo nos protege de algo y criticar lo bueno nos hace ver más inteligentes.

Los datos son contundentes: el consumo es el que ha salvado al mundo porque continuamente mejora el nivel de satisfacción de las necesidades de las personas, aumenta sus coberturas y mejora su calidad de vida. Gracias al consumismo, por ejemplo, tenemos las vacunas que salvaron a la humanidad en los últimos dos años, los celulares que permitieron que nos comunicáramos mientras estábamos aislados e, incluso, pudimos usar la comida procesada para almacenarla durante los confinamientos.

Pensar que los procesos industriales y productivos que hemos logrado son malos porque sí, es negar los enormes avances que ha tenido la humanidad para mejorar su calidad de vida, desde el dominio del fuego para evitar ser atacados por depredadores de noche, hasta la llegada del Metaverso.

Esto lo entendió John Fitzgerald Kennedy, JFK, quien el 15 de marzo de 1962 (hace 60 años), proclamó ante su Congreso la declaración de los deberes y derechos del consumidor, partiendo de dos premisas fundamentales: que el consumidor era la minoría más desprotegida ante la ley y que es en el acto de consumir donde se viven los derechos y deberes ciudadanos de manera diaria y no en cada proceso electoral: la libertad de elección diaria, para mejorar las condiciones de vida, es el acto político más poderoso que hacemos.

El mundo dio grandes luchas por los derechos civiles en los sesenta y una de las menos conocidas es la lucha por los deberes y derechos del consumidor, que fue el tercer gran discurso de Kennedy después de decir: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tú país” y que en una década podría estar un hombre en la luna. El consumo está tan poderoso, que el 2021, fue el que salvó la economía del mundo y en particular la de Colombia, generando el 98% del crecimiento del PIB.  

La búsqueda permanente del primer lugar en la preferencia del gusto del consumidor es lo que impulsa el desarrollo y la innovación de todas las empresas en todo el mundo. Ser consumidores, es tan cotidiano, que no nos damos cuenta de que todos los días tomamos decisiones libres para vivir mejor, gracias al esfuerzo de millones de personas que trabajan por y para nosotros. Por ello debemos cuidar esa libertad de elegir como uno de los activos más preciados que puede tener una sociedad, es la mejor manera de protegernos de una posible tragedia como la que viven en los países que se aventuran a probar el comunismo.

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