VIAJAR | NEW YORK, NEW YORK

Por: Vanessa González Rubio

La emoción de un viaje inicia cuando los tiquetes están comprados, sabes que es una realidad que se avecina y pensar en los detalles no da espera alguna. Independientemente del motivo del viaje, negocios, turismo, escape… tomar un vuelo a otro país implica un mar de sensaciones y emociones que se deben disfrutar al máximo desde el minuto uno.

Soy una mujer que poco planeo un viaje, por supuesto me documento antes de pisar el país de destino, selecciono ´´los imperdibles” pero me aseguro de disponer de un buen espacio en la agenda para dejarme sorprender por caminatas aventureras que – desde mi experiencia- siempre están llenas de lugares mágicos, personajes inolvidables y un aprendizaje único que va más allá de lo que consigues en un día con guía turístico, un paquete de viajes o un city sightseeing bus.

Siempre lo pensé y ahora que tengo bastante experiencia en viajes lo creo todavía más: las ciudades se conocen caminando. Por eso me aseguro de empacar unos buenos tenis para perderme entre calles, conocer la realidad de la ciudad, la gente local, los comercios que no venden souvenires, la comida que no es menú turista y tiene mejor precio (y más sabor) y en fin, dejarme sorprender por maravillosos rincones, jamás pensados.

New York, New York, Cuando uno viaja ésta ciudad, un extraño fenómeno se desata, comienzas a pensar en todo lo que te espera en la ciudad y de alguna forma se te hace inevitable no planear e indispensable recurrir –adicional a los tenis- a medios de transporte que acorten el tiempo de llegada a esa lista de lugares por visitar en la Gran Manzana.

Iniciemos por Manhattan, ´´isla de colinas´´ haciendo alusión a su origen. Ésta isla, delimitada por los ríos Hudson y Harlem, concentra  hoy el 90% de las atracciones de Nueva York,  como son el Empire State Bulding, el Rockefeller Center, el sorprendente Chrysler Building, el controvertido MoMA y muchas otras visitas imprescindibles que es importante conocerlas pero de seguro encontrarán atractivos más allá de lo netamente turístico.

Puente de Brooklyn, ícono neoyorkino.

En el corazón de Manhattan está Times Square, ¡un espectáculo en sí misma!  ésta plaza mítica convoca restaurantes, teatros, hoteles y comercios de primer nivel, un ambiente totalmente capturador que fascina a la gente por su derroche de luces, las gigantes pantallas publicitarias y el millar de caminantes admirando tanta energía.

Una visita a Nueva York no está completa sin ver “un espectáculo de Broadway”, una tradicional avenida neoyorquina que corta Manhattan de norte a sur y ofrece famosos espectáculos musicales, que atraen a los apasionados del teatro, quienes la consideran un ícono. A los que están por ésta época, les recomiendo pasarse por el Teatro Lincoln a ver My fair lady, ¡un musical romántico, encantador y divertido!

¡Cruzar el Puente de Brooklyn es una de las actividades imperdibles! Aún más en verano, pues es el mejor balcón arquitectónico para ver el atardecer neoyorquino. Esta obra imponente, data de 1883 y, según el New York City Department of Transportation, lo cruzan a diario 120.000 vehículos, 4.000 transeúntes y 3.100 bicicletas. Si se animan a esperar la puesta de sol sobre las 8 – 9 PM, de salida, tendrán un centenar de restaurantes y cafés con ofertas gastronómicas exquisitas y por supuesto, ¡las mejores vistas de la isla!

Otro atardecer obligado, es cruzando el rio Hudson en barco, velero o tour, como bien se ajuste a cada bolsillo. Es una oportunidad única de apreciar la panorámica de New York y la imponencia de sus edificios; ¡éste es el momento preciso para hacer unas buenas fotografías de la ciudad que nunca duerme!!

Rockefeller Center, una visita inevitable.

Finalizando el viaje, siempre hay que escoger pues el tiempo no da tregua. De mi lista interminable de ´´imperdibles´´, opté por un día de bicicleta por el Central Park recompensado con un magnifico Brunch en Tavern On the Green. Y culminé mi jornada, con una visita al Grand Bank, el histórico barco de 1940 que se transformó en restaurante y hoy es reconocido por sus vistas alucinantes y su variedad de ostras americanas. Cabe mencionar que, en su apogeo, el puerto de NY fue epicentro de la distribución de ostras al mundo por cientos de años.

Y así bien, regreso a Colombia con una maleta llena de experiencias, invitándolos a encontrarse con Nueva York, con su cultura, sus costumbres, ¡sus bellezas arquitectónicas y naturales! Sin duda alguna, es una ciudad llena de atractivos que jamás defraudará los que la exploran.

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