Es bien probable que ante el elevado costo de los boletos de avión, especialmente en esta época considerada como alta temporada, consideremos la alternativa de viajar por tierra con nuestra familia en estas vacaciones. Indudablemente es una muy agradable opción, y lo será aun más si observamos algunas consideraciones muy importantes.
La primera es, obviamente, el tema de la seguridad. Bien sabemos que nada hay más seguro que viajar en avión, gracias al estricto mantenimiento que se les hace a las aeronaves y a la rigurosa inspección por la que pasan los pilotos.
Eso mismo no lo puede obviar usted cuando aborda su vehículo con su familia, debe asegurarse muy bien de que su carro está en óptimas condiciones, no solamente en materia de frenos (pastillas) sino en todos los aspectos que le garantizan que no se irá a dañar el plan familiar por culpa de una correa en mal estado, o la bomba de gasolina o cualquier otro de las decenas de componentes que pueden ser objeto de avería.
Eso amerita una revisión integral del carro en su taller de confianza, no viaje sin hacer el día antes un check list de la parte mecánica del vehículo, incluyendo en ella el estado de las llantas, el gato, linterna, extinguidor y el famoso kit de carretera que pueden pedirle en cualquier momento.
Como cualquier piloto, haga su plan de viaje considerando tiempos, distancias y momentos para tomar alimentos o dormir. Procure no conducir jornadas de más de 4 horas, con un máximo de 8 por día, quizás se sienta “bien” para continuar, pero es mejor que evite la fatiga y el sueño. Su vida y la de los suyos vale muchísimo, eso no tiene discusión.
Además, su viaje es de placer, de vacaciones, no es un contrato de transporte en el que tiene que llegar rápido y de un solo envión desde Cúcuta hasta Cartagena. Tómelo suave, disfrute paisajes, pare cuantas veces quiera a tomar fotos o a ir al baño.
Quien va a manejar debe estar en mejores condiciones que el carro, será mejor que no consuma licor el día anterior ni coma algo pesado que pueda producirle sueño. Jamás fume ni chatee mientras conduce, en lo posible converse todo el viaje, pero sin dejar de mirar al frente un solo instante, evite mirar al copiloto. Conversen sobre temas agradables, entretenidos, cero discusiones que le alteren el ánimo.
Déjele a su acompañante en cabina las tareas de cambiar la música, contestar el celular (si es indispensable) y revisar el GPS (Waze).
Dirá usted que es un exceso de prevenciones, pero en esto, como en elegancia, es mejor pecar por exceso que por defecto. En cualquier curva bien puede surgir una sorpresa y esto solo se supera si manejamos concentrados al 150%. Lleve las luces encendidas, no importa que ya no sea obligatorio hacerlo, en esto es mejor la abundancia de señales de que aquí venimos nosotros, no crea en eso de que gasta batería innecesariamente, piense en el valor de la vida de sus hijos y demás familiares.
En Colombia ya hay una buena cantidad de trayectos de doble calzada, lo cual, indudablemente, disminuye las probabilidades de choques frontales y nos permite alcanzar mayores velocidades. Sin embargo, no cometa el error de recorrerlas como si fueran pistas de carreras porque no lo son, igualmente existen peligros como una piedra o un bache en el camino, algún otro conductor semi dormido y zigzagueante, o algún loco al volante que quiere adelantarnos a cualquier precio. Olvídese de correr, póngase en modo paseo, ustedes no van en ninguna competencia de rallye o algo parecido.
No exponga la vida de los suyos por querer demostrarles sus dotes automovilísticas, en las autopistas ocurren tantos o más accidentes por exceso de confianza e imprudencia. Y, además, gracias a los radares de velocidad, es donde más corremosel riesgo de una costosa multa. Ahh, y no se le vaya a ocurrir discutirle con altanería a un policía de carreteras: hasta ahí le llega el viaje. Por el contrario, sea amable en exceso, le va mejor. Queremos que su viaje sea lo más placentero posible, se lo merece. Y también queremos verlo de regreso muy pronto en Unicentro.