POBLACIÓN | SEREMOS MUCHOS

En el año 10.000 a.c. había escasamente 1 millón de habitantes en el planeta. Ya en el año 1 de la era presente éramos 200 millones de personas las que vivíamos en la tierra. En el año 1900 ya éramos 1.650 millones, pero no nos preocupaba nada, el mundo nos parecía muy grande porque no había grandes avances en materia de transportes y comunicaciones, nada de satélites ni aviones de pasajeros que volaran a 900 KMH. La frontera agrícola no se había corrido, el mundo era inmenso.

Sesenta años después (en 1960) pasamos a ser alrededor de 3.000 millones de habitantes, menos de tres décadas después, en 1987, la población había superado los 5.000 millones y en 2018 la población mundial llegó a ser aproximadamente de 7.600 millones de personas. Ahora, el próximo 15 de noviembre de 2022 habrá 8.000 millones de humanos vivos al mismo tiempo. Ahora sí la preocupación es grande.

Con la expansión de la población ha llegado una gran división. Algunos ven nuestros números crecientes como una historia de éxito sin precedentes. De hecho, hay una escuela de pensamiento emergente que defiende que en realidad necesitamos más personas.

En 2018, el multimillonario tecnológico Jeff Bezos predijo un futuro en el que nuestra población alcanzará un nuevo hito decimal, en la forma de un billón de humanos dispersos por nuestro Sistema Solar, y anunció que está planeando formas de lograrlo.

Desde este punto de vista, casi todos los problemas ambientales que enfrentamos actualmente, desde el cambio climático hasta la pérdida de biodiversidad, el estrés por el agua y los conflictos por la tierra, se remontan a nuestra reproducción desenfrenada durante los últimos siglos.

En 1994, cuando la población mundial era de «apenas» 5.500 millones, un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford, en California, calculó que el tamaño ideal de la especie humana estaría entre 1.500 y 2.000 millones de personas.

Entonces, ¿está sobrepoblado actualmente el mundo? ¿Y qué podría deparar el futuro para el dominio global de la humanidad?

Preocupación ancestral

En la obra magna de Platón, «La República», escrita alrededor del año 375 a.C., el filósofo describe dos ciudades-estado imaginarias. Una es saludable y la otra es «lujosa» y «febril». En esta última, la población gasta y devora en exceso, entregándose al consumismo hasta «sobrepasar el límite de sus necesidades». Abogó por el control de la población y del consumo.

Esta ciudad-estado moralmente decrépita finalmente recurre a apoderarse de las tierras vecinas, lo que naturalmente desemboca en una guerra: simplemente no puede mantener a su gran población codiciosa sin recursos adicionales. Platón se había topado con un debate que todavía está vivo hoy: ¿el problema es la población humana o son los recursos que consume?

En su famoso trabajo, «Un ensayo sobre el principio de la población», publicado en 1798, Thomas Malthus, un clérigo inglés con una inclinación por el pesimismo, comenzó con dos observaciones importantes: que todas las personas necesitan comer y que les gusta tener relaciones sexuales. Entonces dedujo que las demandas de la humanidad superan los suministros del planeta.

«según él la población, cuando no se controla, aumenta en una proporción geométrica, mientras que los recursos para la subsistencia aumentan solo en una proporción aritmética. En otras palabras, un gran número de personas conduce a un número aún mayor de descendientes, en una especie de circuito de retroalimentación positiva, pero nuestra capacidad para producir alimentos no necesariamente se acelera de la misma manera.

Estas simples palabras tuvieron un efecto inmediato, encendiendo un miedo apasionado en algunos y la ira en otros, lo que continuaría reverberando en la sociedad durante décadas.

El primero grupo pensó que había que hacer algo para evitar que nuestros números se descontrolaran. El segundo, que limitar el número de personas era absurdo o poco ético, y en su lugar se debería hacer todo lo posible para aumentar el suministro de alimentos.

Cuando se publicó el ensayo de Malthus, había 800 millones de personas en el planeta. Sin embargo, no fue sino hasta 1968 que surgieron las preocupaciones modernas sobre la sobrepoblación global, cuando un profesor de la Universidad de Stanford, Paul Ehrlich, y su esposa, Anne Ehrlich, escribieron «La bomba demográfica».

Se inspiró en la ciudad india de Nueva Delhi. La pareja regresaba a su hotel en un taxi una noche y atravesó un barrio pobre, donde se vieron abrumados por la cantidad de actividad humana en las calles. Escribieron sobre la experiencia de una manera que ha sido muy criticada, especialmente porque la población de Londres en ese momento era más del doble de la de Nueva Delhi.

La pareja publicó su libro debido a la preocupación por la hambruna masiva que creían que se avecinaba, particularmente en los países en desarrollo, pero también en lugares como Estados Unidos, donde la gente comenzaba a notar el impacto que estaba teniendo sobre el medio ambiente. El trabajo ha sido acusado de desencadenar muchas de las ansiedades actuales sobre la sobrepoblación.

Visiones encontradas

Las estimaciones varían, pero se espera que alcancemos el «punto más alto humano» entre los años 2070 y 2080, momento en el que habrá entre 9.400 y 10.400 millones de personas en el planeta.  Puede que sea un proceso lento: si llegamos a los 10.400 millones, la ONU espera que la población se mantenga en ese nivel durante dos décadas, pero finalmente, después de esto, se prevé que la población disminuya.

Esto ha generado visiones encontradas sobre nuestro futuro. En un extremo del espectro se encuentran aquellos que ven como una crisis las tasas de fertilidad más bajas en algunas áreas. Un demógrafo está tan preocupado por la caída en la tasa de natalidad en Reino Unido que ha sugerido gravar a las personas sin hijos.

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