PARA VER | EN PANTALLA

Le belle époque (HBO)

Un hombre participa en un juego de ficción que le permite volver a la época en la que conoció a su mujer, de quien ahora se está separando en esta nostálgica comedia romántica francesa.

El inicio es veloz y toma un tiempo corto entender hacer pie en la aparentemente enredada trama, pero pronto queda claro que hay dos espacios paralelos en los que sucede la acción.
Conectado por lazos personales y profesionales con Antoine, conocemos a Victor (Daniel Auteuil) y a Marianne (Fanny Ardant), una pareja que ronda los 70 y que no se lleva nada bien. Ella es una psicóloga que quiere estar al día permanentemente, muy conectada con aplicaciones, teléfonos, plataformas y otras características del mundo moderno en las que participa el hijo de ambos, Maxime (Michaël Cohen), que está haciendo una serie para ser exhibida vía streaming. Víctor es todo lo contrario: un dibujante quejoso y retirado que no quiere saber nada con lo virtual, lo digital, no soporta el GPS ni los celulares y vive con nostalgia «la época en la que la gente se miraba a los ojos».

Sin saber que sus padres se están separando porque Marianne tiene como amante a un paciente – que es amigo de Víctor, algo que hasta parece comprensible considerando lo pesado que es su marido -, Maxime le regala a su padre un boleto para ser parte de este juego de ficción, eligiendo adonde quiere ir. «A la prehistoria, cuando tenía sexo con mi mujer», dice bromeando. Lo que elige no es tan exótico pero sí tiene que ver con la misma premisa: su deseo es transportarse al día de mayo de 1974 en el que conoció a Marianne en un café de Lyon y se enamoró de ella. La producción se encargará de hacer la magia para revivir ese mundo tal cual Víctor lo recuerda.

El juego del calamar

Es una serie muy rara y eso es lo que la hace muy adictiva, más que ninguna otra. Si usted comienza a verla ya no podrá dejarla por ninguna otra película o serie. Lo curioso es que siendo muy sangrienta y violenta no nos produce esa repulsión que nos da con otras series.

Se trata de un torneo de habilidades donde en cada capítulo los concursantes se juegan literalmente la vida en unas pruebas eliminatorias para ganarse un jugoso premio en dinero en efectivo.

No está muy lejos de la realidad cuando nos muestra la ambición humana en pleno paroxismo. Es la primera serie y producción coreana que alcanza tan elevado rating por su gran calidad y principalmente por la historia basada en juegos infantiles que terminan siendo de una violencia inesperada.

Deja tu Comentario

Your email address will not be published.