MUNDO | ESCENARIOS

Armar una guerra es algo muy fácil, lo verdaderamente difícil es salirse de ella, así se tengan todas las posibilidades de ganarla. Mientras se define el momento indicado para cesar el conflicto se siguen causando injustamente muchas muertes y dolor. En semejante dilema anda el mundo entero por cuenta de la aventura militar adelantada por el gobierno ruso contra el noble y pacífico pueblo ucraniano.

Nada hay más dañino que el ego, para el caso el del presidente Putin, quien sueña con que su país vuelva a los tiempos imperiales, a las épocas de los zares, quienes eran poco menos que verdaderos dioses a quienes no solamente su pueblo debía total adoración sino los demás pueblos de la tierra.

La situación que se vive en muchos países, entre los cuales el nuestro es, por ahora, de zozobra moderada, y viene a sumarse a la incertidumbre que produce la posibilidad de que Colombia se lance a una aventura política de corte comunista, algo ciertamente inédito entre nosotros, aunque tengamos una gran cercanía con el tema por la vecindad que tenemos con Venezuela.

Es evidente que todo esto causa gran nerviosismo y este se manifiesta en medidas preventivas como la llamada “Cláusula Petro”, la cual se viene aplicando en contratos de compraventa, particularmente de bienes inmuebles que involucran gran cantidad de dinero y que facilitan rescindirlos en caso de que se cumpla una de las expectativas que el comprador considere que les afecte.

Igualmente comenzaron a darse casos de desintegración de familias por la decisión de algunos de sus miembros de irse a vivir en otros países por temor a que se deteriore la calidad de vida en aspectos como la educación, la salud y los patrimoniales.   Como es natural y comprensible, los jóvenes están siendo los primeros en emigrar, en prevención de que su futuro se vea comprometido y pasen décadas en espera de oportunidades de cambio.

Quizá de los dos factores de incertidumbre y zozobra acá planteados en el primero de ellos no podamos hacer nada distinto a rezar para que la guerra iniciada por Rusia no escale hasta dimensiones de carácter mundial. Pero en el segundo de ellos sí tenemos alguna capacidad de maniobra a través de nuestro voto, de ahí que debamos tener el mayor sentido de patriotismo y responsabilidad con el porvenir de nuestras próximas generaciones.

En el caso venezolano resulta dramático el reconocimiento que tardíamente hacen de que antes de la llegada del comunismo eran “felices y no lo sabían”. Esto recuerda el viejo refrán que dice algo así como “después del ojo afuera no hay Santa Lucía que valga”.

La tristeza y depresión que ello produce toma varias generaciones en recuperarse, así como la frenada tan drástica que sufre la economía durante los años que dure tal aventura política. Por el contrario, el nivel de crecimiento  registrado el año anterior permite intuir un estupendo estado de bienestar en caso de continuar por la senda que se ha venido siguiendo.

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