INVITACIÓN ¿INVERTIR EN VENEZUELA?

No será nada fácil que los empresarios colombianos acepten la invitación que les hace el presidente venezolano para que vayan allá a hacer inversiones en ese país. Las experiencias anteriores han sido más que negativas para quienes se han atrevido a hacer inversiones, de cualquier tipo, en Venezuela. La confianza perdida no se recupera con un simple discurso y a nada le teme más el capital que a la inestabilidad en la política económica.

El historial de empresas e inversiones perdidas es bien grande. Los medios de comunicación controlados directa e indirectamente por el Gobierno de la Revolución Bolivariana han publicado recientemente noticias acerca de la quiebra de la empresa estatal venezolana Monómeros, ubicada en Colombia. Incluso el propio presidente Maduro se ha ocupado del asunto en varias de sus múltiples intervenciones diarias en esos medios de comunicación y en las redes sociales. 

El presidente Maduro denunció a líderes de la oposición por la quiebra de Monomeros y afirmó que: “(…) Venezuela entera tiene que repudiar a todos estos delincuentes que nos robaron Citgo y Monómeros”. Ya a nadie extrañan estas denuncias públicas del presidente Maduro que no tienen ningún efecto real y, mucho menos, que estén negociando en México precisamente con los políticos que son objeto de esas denuncias. 

El presidente Maduro levanta su voz para denunciar a quienes quebraron Monómeros, pero calla en el caso de las quiebras de decenas de empresas en el país vecino, entre las que recordamos a Venirauto, Abastos Bicentenario, Ensambladora MAZVEN, AgroPatria, Fábrica de Tractores Veneminsky, Fábrica Socialista de Madera Sintética, Arepera Socialista, Fábrica Nacional de Bicicletas, Empresa Mixta Socialista de Vehículos Venezolanos S.A., CVM Loma de Níquel, INLACA, Planta de Autobuses Yutong Venezuela y 18 pantas procesadoras de harina de maíz.

Ya no se trata solo de la impreparación de los líderes chavistas sino del germen de la corrupción que trae inoculado y le es tan consubstancial al sistema socialista. Todo lo que toca el socialismo del siglo XXI es arruinado irremediablemente.

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