EDITORIAL | ACELERADOS

Casi nadie se ha dado cuenta, pero nuestro planeta ha batido su propio récord de velocidad al girar sobre sí mismo en menos de 24 horas, lo cual podría afectar negativamente a nuestros sistemas informáticos si el fenómeno se prolonga en el tiempo: habría problemas con los sistemas GPS ya que, en caso de aceleración prolongada durante décadas, el sistema de triangulación que permite recibir la posición de los 31 satélites en órbita que regulan su funcionamiento se estropearía.

Lo cierto es que la Tierra está girando más rápido de lo normal. Sesenta años después del último registro de la velocidad de rotación de la Tierra superior a la normal, los científicos han registrado dos días inusuales en los que nuestro planeta tardó menos de 24 horas en girar sobre su propio eje. Fueron el 26 de julio y el 29 de junio de 2022, en los que se estableció un récord de velocidad de 1,59 milisegundos por delante del tiempo de rotación diario estándar.

En nuestro día a día es imposible darnos cuenta de esto, pero es un fenómeno que, si se verifica y confirma a largo plazo, podría tener un enorme impacto en muchos aspectos de nuestra vida. La gran pregunta es si entonces viviremos más años y rápidamente nos haremos más viejos y viviremos más tiempo así en esa condición.

En este caso tendríamos que replantear muchas cosas en nuestra existencia, como tomar más en serio el cuidado de nuestra salud y nuestro cuerpo, por ejemplo. ¿Comenzaríamos a querernos más entre todos, o, por el contrario, habría más guerras por el afán de apoderarse rápidamente de los demás? El asunto puede tener muchísimas miradas, entre ellas la filosófica.

La razón del fenómeno es aparentemente sencilla: en caso de que la tendencia se estabilice, es decir, que siga siendo más rápida de lo habitual, los científicos tendrán que volver a sincronizar los relojes del mundo para que se ajusten a la velocidad de la Tierra. Algo similar a lo que hacemos con el día extra en los años bisiestos: como la revolución anual dura aproximadamente 6 horas más que los 365 días canónicos, cada 4 años añadimos el 29 de febrero al calendario para reordenar las cosas. Sin embargo, en este nuevo fenómeno la situación sería diferente.

Esto no se trata de ciencia ficción, está ocurriendo y podría acelerarse progresivamente. Será mejor que vayamos pensando cuál habrá de ser nuestra actitud.

Carmen Elisa Ortiz Caselles

Gerente General

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