ECONOMÍA | ¿CÓMO DEFENDERNOS DE LA INFLACIÓN?

Regresamos del supermercado con gran tristeza porque debimos renunciar a la compra de un antojo que teníamos porque en menos de un mes su precio pasó de 6.400 a 9.900 pesos. El dinero nos alcanzaba, pero consideramos que había llegado el momento de contenernos un poco, el mercado que acabábamos de comprar en 340.000 pesos antes nos costaba unos 250.000.

Esto se debe a el fenómeno de la inflación, una especie de mano invisible que es el enemigo número de uno de cualquiera de nosotros ahorrador, que silenciosamente erosiona nuestro poder de compra a medida que avanza el calendario. La inflación se refiere al aumento constante de los precios de los bienes y servicios que afecta a todos los ámbitos de la economía.

La solución es invertir en función de la inflación, es decir, elegir inversiones que ofrezcan un rendimiento superior a la tasa de inflación actual o, al menos, igual. Meter el dinero debajo del colchón es uno de los mayores errores que puedes cometer en materia de finanzas personales: tu poder adquisitivo se irá reduciendo con el avance de la inflación. Más aún ahora, cuando debido a la guerra Rusia – Ucrania el mundo se encuentra en un momento de presión inflacionaria elevada.

Pero no todo el mundo tiene la liquidez para hacer inversiones en acciones o bienes raíces que les protejan de la inflación. Al menos en Colombia, la gran mayoría de la población lo que necesita es consejos para sobrevivir en una época inflacionaria. Trataremos de ayudarles con algunos.

1.  Cocinar en casa

Suena bastante obvio, pero es esencial. Comprar comida afuera es muchas veces lo más rápido, pero no lo más conveniente para el bolsillo.

Además, cuando compramos comida hecha no sabemos cuáles ingredientes se utilizaron ni cuál es su calidad. Igual pasa con la comida prefabricada que venden en el supermercado como ultraprocesados y que contienen excesos de grasas malas, sodio y azúcares, entre otros, que se añaden para darle mejor sabor pero que no contribuyen a la salud.

Cocinar en casa hace que sepamos exactamente qué estamos comiendo y que paguemos menos por ello.

2. Comer lo justo

Un viejo refrán dice que comemos más con los ojos y p0or ello comemos más cantidad de alimentos que la que exige el organismo. Reducir las porciones que nos servimos a las cantidades recomendadas para el funcionamiento humano ayuda al bolsillo y, al mismo tiempo, a sentirnos mejor físicamente.

3. Cambiar de recetas

Sustituir ingredientes o platos completos ayuda a abaratar el gasto en comida.

Determinados productos básicos como el aceite, el café, algunas frutas y verduras, la carne de vaca, el pan (y la harina de trigo en general), los huevos y algunas legumbres aumentaron de precio más que el alza promedio de alimentos y bebidas, de acuerdo a la información publicada por instituciones oficiales que se encargan de medir la inflación.

La harina de maíz, imprescindible para las arepas, ha subido de precio en toda la región, pero se pueden buscar sustitutos que sean nutricionalmente equivalentes o similares que incluso hayan bajado de precio. Es necesario conocer qué productos son intercambiables.

Una comida balanceada debería estar compuesta por una mitad de frutas y verduras, un cuarto de proteínas y el otro cuarto de carbohidratos.

En el grupo de las proteínas se encuentran la carne de res y de cerdo, pollo, pescado, leche, quesos, huevos, frijoles, lentejas y guisantes. La carne de cerdo es la que subió menos de precio mientras que el pollo y el pescado acompañaron al alza general.

4. Planificar las compras

Nunca vaya al supermercado sin su lista de compras y jamás vaya a hacer compras cuando tenga hambre, esto es clave para el ahorro.

5. Buscar productos de temporada

Las frutas y verduras son intercambiables entre sí; aprenda a variar entre ellas. Todas aportan fibra, vitaminas y minerales. Para reducir el costo de la alimentación, lo que aconsejan los expertos es comprar los productos en temporada.

Por fortuna en Colombia buena parte de los productos de nuestra dieta diaria se encuentran en permanente temporada, los otros resultan más caros porque quienes los venden han recurrido a cadenas de frío.

6. Aprender técnicas de conservación

Si bien el pollo se ha encarecido en la mayoría de los países de América Latina, es todavía más económico que otras carnes y se puede utilizar como sustituto para obtener proteínas. Una alternativa es comprar cuando está barato y aplicar alguna técnica de conservación.

La más sencilla es poner los alimentos en el congelador. Pueden ser tanto carnes como la mayoría de los vegetales -siempre que no quieras comerlos crudos luego- y frutas. Con los vegetales, la recomendación es que cuando se vayan a consumir se provoque un choque térmico, del frío al calor intenso, para que no pierda textura y sepa peor.

Hay diferentes técnicas, pero la más sencilla es envasar al vacío. Esto es algo realmente práctico y sencillo de hacer y usted puede hacerlo en casa.

7. No se esclavice con las marcas de postín

Por efecto del marketing, muchas veces creemos que un producto de la marca más destacada -también llamada primera marca- es mejor que las otras. Esto no necesariamente es así.

Es importante leer la lista de ingredientes, más que el cuadro nutricional, e identificar azúcares y grasas de mala calidad.

Muchas veces las segundas marcas o incluso las marcas blancas – (aquellas genéricas de la cadena de supermercados) – son más saludables porque, para abaratar, no utilizan determinadas grasas o azúcares que las marcas afamadas sí usan para darle otro sabor al producto.

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