Deje La Timidez

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La mayor fuente de frustración que se conoce es la timidez, ella se le convierte a muchos en una verdadera prisión de la que se sienten incapaces de salir y expresar a sus semejantes lo que piensan y lo que sienten. Esto hace que muchas oportunidades de carácter laboral, amoroso y económico se desperdicien ante la incapacidad repentina que sentimos en el momento preciso de tomar alguna iniciativa.

Todos tenemos algo de tímidos, pero esto se nos vuelve problema es cuando el grado de intensidad con que la experimentamos nos causa fracasos en el colegio, la universidad, el trabajo y, especialmente, en el amor y en la vida social. Como el mismo término lo sugiere, la timidez es temor, si queremos vencerla lo primero que tenemos que hacer es determinar exactamente a qué tememos.

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Por lo general el temor mayor es a no ser aceptados, a no resultar del agrado de los demás. Revisemos entonces cuáles podrían ser las razones válidas para que nos rechacen: desconfiamos de nuestra apariencia personal? Nos vemos desaseados o desaliñados? Tenemos un defecto físico muy notorio? Muy mal aliento? Nuestro intelecto es muy limitado y lucimos tontos o ignorantes? Creemos que nuestra condición socio económica es muy inferior a la delos otros? Lo intimida hablarle a alguien con mayor autoridad?

Haga una lista en la que vayan de menos a más las cosas que le causan ansiedad y le disparan la timidez. Comience a lidiar con los primeros miedos de la lista, imagine que está en un partido de tenis donde su única estrategia será poner la bola en la otra mitad de la cancha, sea el primero en lanzar.

Comience por subir el tono de su voz un 25% del que normalmente tiene y acostúmbrese a ser el primero en saludar, no espere a que lo saluden. Hágalo mirando siempre a los ojos de la otra persona y tenga la plena seguridad de que le responderán su saludo con algo de interés. Practique esto unas tres semanas hasta que se le vuelva hábito; en la cuarta semana, luego de recibir el saludo de respuesta añada algún comentario que no requiera necesariamente respuesta de su interlocutor (por ejemplo: ya no es fácil venir acá por la congestión del tráfico).

Recuerde que siempre debe ser usted el de la iniciativa, sin miedo, a nadie han matado por saludar. A partir de la séptima semana empiece a adicionar a la fórmula una pregunta sencilla, de fácil respuesta, practique esto un par de semanas y notará que comienza a darse un cambio bien importante: son los demás los que se sentirán algo intimidados por su seguridad en sí mismo.

Si asiste a una conferencia siéntese adelante, dese siempre el mejor lugar, sepa y crea que lo merece, no hay nadie más importante que usted. Camine a partir de ahora un 25% más rápido de como normalmente lo hace, levante unos cuantos grados más la cabeza y mire siempre, siempre, directo a los ojos. En esto es mucho mejor ser temido que tímido. Fíjese que nuestros consejos no se han referido hasta ahora a remediar lo que listó como desventajas al comienzo (apariencia y gracia personal, defectos físicos, etc.).

Casi siempre nuestra timidez se origina en alguna clase de bullying que nos hicieron cuando niños nuestros padres, hermanos o compañeros de colegio. El país con mayor cantidad de tímidos es Japón, donde si un niño hace las cosas muy bien se felicita es a sus padres y profesores, mientras que si lo hace mal lo humillan en público. En cambio, el país con el menor número de tímidos es Israel, donde si el niño lo hace bien es exaltado en público, y si lo hace mal se busca una disculpa con razones ajenas que no lo afecten en absoluto.

Una fábula final podrá animarlo a luchar por superar su timidez: un perro sediento se asoma a un pozo de agua en el desierto guajiro y ve allí que adentro hay un perro mal encarado que lo asusta y hace retroceder. La sed lo acosa y vuelve dispuesto a pelear por un poco de agua y se encuentra con que el perro en el agua igual le muestra los colmillos amenazantes. Vuelve a retirarse asustado pero ya la sed lo empuja a lanzarse por agua, así muera en el intento. Al caer en el pozo descubre que lo que estaba viendo era su rostro reflejado en el agua y puede saciar su sed y refrescarse.

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