CRÓNICA | Historia Económica de Cúcuta, Ta Barato, dame 2

ta_barato_2

ta_baratoPor: Gerard Raynaud Delaval

El “Modus Vivendi Comercial” firmado en 1946, sólo duró dos años, pues debido a las mejoras implementadas en Colombia en los sistemas de transporte, la centralización del Banco de la República y las restricciones no arancelarias a la importación de ciertos productos de Venezuela, unido a la progresiva escasez de algunos productos en esa nación y la creciente devaluación del peso colombiano, hicieron que el tráfico fronterizo fluyera con mayor intensidad en la medida que nuestros productos resultaban más baratos para los compradores venezolanos, produciéndose una inversión en el sentido del flujo comercial, situación que llevó a la aparición de la primera gran “bonanza” del siglo XX.

Durante el decenio de los cincuenta, se produce en ambas naciones un reacomodo democrático, introduciéndolas en un ámbito político ajeno de autoritarismos y de conflictos partidistas. Apenas un convenio fue firmado en 1952 entre ambos países, sin que tuviera una incidencia directa con los problemas de su frontera terrestre, toda vez que se relacionaba con el ya largo diferendo surgido con los islotes del archipiélago de Los Monjes.

Así pues, en 1960 se presentó una nueva depresión económica, esta vez motivada por una serie de medidas tomadas por el gobierno colombiano en franco perjuicio de la economía local, como fueron la eliminación del puerto terrestre de Cúcuta como centro exportador de café y la suspensión y anulación del comercio importador y mayorista, así como el desplazamiento hacia las actividades de menor escala, tipificadas con la simple distribución de las manufacturas colombianas por el sistema de agencias intermediarias, dejando escasos beneficios que no contribuían al desarrollo regional ya que no aportaba valor agregado representativo.

El proceso de recuperación económica fue oportuno gracias a la decidida participación de los sectores productivos de la ciudad pero especialmente a la gestión del recién nombrado Ministro de Fomento, Rafael Unda Ferrero, quien lideró proyectos como la Zona Franca, el Distrito de Riego del Zulia, la Central Térmica de Tibú, la construcción de las sedes bancarias del B.C.H. y el Banco del Comercio –en la esquina de la calle once con avenida cuarta, en el inmueble donde funcionó por años el Club del Comercio-, además de la promoción de actividades de fomento industrial y agropecuario mediante el otorgamiento de créditos, en esa época redescontables en los Fondos administrados por el Banco de la República y finalmente, la contratación que hiciera con el profesor Lauchlin Currie de un estudio de programas de inversión y desarrollo del Norte de Santander.

La década de los setentas tuvo un transcurrir económico estable para la región debido a los altos ingresos percibidos, en Venezuela, especialmente por sus exportaciones petroleras y por el cauteloso manejo de nuestra economía. A mediados de la década se vio un desbordamiento de las ventas minoristas a los millares de turistas venezolanos que entonces nos visitaban, configurándose la segunda y tal vez, la más importante de las bonanzas económicas, que por las actitudes esgrimidas por quienes venían de compras, se llamó la época del “ta barato, dame dos”.

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