
Elon Musk siempre será motivo de análisis por su sorprendente capacidad mental, esa que lo ha llevado a dominar el espacio con sus satélites y cohetes, la industria automovilística con sus cybertrucks, la electromedicina y, en general, varios campos de actividad. Se dice que rompió el juego del dinero, al punto de que es, con mucho, el hombre más rico del mundo. Tanto que puede darse el gusto de perder miles de millones de dólares de un día para otro y recuperarlos en un santiamén.
Es conocido por ser una de las figuras más influyentes en la tecnología y la innovación del siglo XXI. Desde joven mostró gran interés por la computación y la física. A los 12 años creó y vendió su primer videojuego.
Y pensar que cuando tenía 17 años llegó desde su natal Pretoria, en Suráfrica, a Canadá con una mochila, una maleta… y cero dólares. Dormía en el sofá de su primo. Lavaba platos y comía lo que podía.
En Canadá llegó primero a la ciudad de Kingston, en la provincia de Ontario. Allí asistió a la Queen’s University, donde estudió durante dos años antes de transferirse a la Universidad de Pensilvania en Estados Unidos. Eligió ir a Canadá en parte porque su madre, Maye Musk, nació allí, lo que le facilitó obtener la ciudadanía canadiense.
Ha fundado o dirigido varias empresas revolucionarias, como Zip2 (1996), la cual fue su primera empresa vendida por casi $300 millones de dólares. Luego creó PayPal (originalmente X.com), dominando con ello los pagos digitales.
Vino después SpaceX (2002), compañía aeroespacial que busca hacer los viajes espaciales más accesibles y llevar humanos a Marte. Presta el servicio de fabricación y colocación de satélites a todo el planeta.
Creó luego a Tesla, Inc. (desde 2004), que fabrica vehículos eléctricos y energía limpia.
Nunca fue el tipo más sociable, tampoco el más fuerte. Pero tenía algo que millones nunca se atreven a tener: una obsesión inquebrantable por hacer historia. Entonces leía libros por diez horas al día.
Aprendió programación por su cuenta y soñaba con conquistar Marte, aunque él apenas sobrevivía en la Tierra. Muchos se burlaban, otros simplemente lo ignoraban, pero no se detuvo.
Siguió. Y siguió. Y siguió. Hasta que fundó empresas que ahora valen más que países enteros, tales como Tesla, SpaceX, Starlink, Neuralink. Hoy, según Forbes, su fortuna supera los $423 mil millones, más que cualquier otro ser humano vivo. El multimillonario ha hecho historia con los pagos online, los coches eléctricos, la compra de la red social X, además de asociar su nombre a los cohetes. Ahora busca ampliar su imperio en el mercado de los drones. Según Morgan Stanley, habrá un mercado total de 9 billones de dólares relacionados con los drones y aviones de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL). Ahora, con su firma Starlink y con sus satélites comienza a manejar el gran negocio del internet gratuito para quien adquiera sus celulares.
Y aunque la cifra de su riqueza suba o baje según Bloomberg o los mercados, el mensaje es claro construyó un imperio inimaginable haciendo lo que ama. Esa es la clave, y apostó y todo a sus ideas cuando nadie creía. Se convirtió en el único miembro del club de los $400 mil millones.
¿Cuál ha sido el elemento diferenciador si tú también tienes 24 horas? Pues que él decidió usar cada una como si fuera oro. Él ha tenido3 ideas para aplicar su mentalidad millonaria:
1- Piensa en décadas, no en días. Musk no buscaba dinero rápido, sino impacto duradero. Crea con visión, no con prisa.
2- Hazte incómodo con lo promedio. Mientras otros se conforman, los visionarios se obsesionan. El confort mata los sueños.
3- Juega al juego largo, pero con intensidad diaria. La grandeza no se improvisa. Se construye con disciplina brutal y foco absoluto.
No necesitas ser Elon Musk para cambiar tu destino. Solo necesitas decidir que no vas a morir siendo promedio.