VALORES | Belleza Positiva

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La belleza física indudablemente es un atributo bien importante en una persona. Por alguna razón no bien explicada despierta confianza, proyecta una imagen positiva e inspira felicidad, bondad y bienestar.

Existe la creencia generalizada de que si algo es bello es bueno, sin que necesariamente sea así, la belleza, per se, no garantiza ninguna de estas cualidades en la persona agraciada. Los estudiantes más atractivos al inicio de clases tienden a ser considerados más inteligentes y competentes por sus profesores, aunque luego las calificaciones podrían decir otra cosa. En materia de liderazgo les va mejor a los hombres guapos que a las mujeres bellas debido a los prejuicios de género que aún subsisten.

Sin embargo, la belleza de un rostro jamás será suficiente argumento para buscar el éxito si la persona no acompaña este atributo de elementos de la personalidad y del carácter que le den más sustancia. Es muy claro que la sociedad – una sociedad culta, por supuesto – sólo privilegia como valores al intelecto cultivado y a los buenos sentimientos. La belleza debe ser asumida como un valor subyacente y no como lo más importante a exhibir.

Los hombres respetan muchísimo la inteligencia y la capacidad intelectual de la mujer, saben que es mejor tomar distancia si perciben algún grado de superioridad en ellas, en cambio a las bellas sin sustancia las asedian hombres ordinarios, celosos, posesivos.

Con frecuencia oímos la expresión “bella por fuera y por dentro”, para significar que alguien tiene una personalidad encantadora, pues bien, mientras la belleza por fuera es algo meramente subjetivo (depende de los ojos que la miran), la belleza interior se percibe de una manera más sublime y elevada, más espiritual. Esto último actúa en defensa y protección de la mujer, evitándole males como el de ser tomada como simple objeto sexual.

Además, los cánones de la belleza van cambiando con el tiempo, así las muy delgadas y las rellenitas, las morenas y las rubias, las de ojos claros u oscuros, las de pelo corto o largo, las de pelo liso o crespo, todas, van tomando protagonismo alternadamente según la época, de manera que la belleza de hoy quizás no lo sea tanto mañana, y menos con el paso de los años.

Pero indudablemente, a las bellas y bellos se les facilitan las cosas y eso es algo que deben saber aprovechar inteligentemente, de lo contrario terminan siendo esclavos de la belleza, sintiendo la obligación de cumplir el compromiso de mantenerse perfectos y muy bien arreglados, sin el menor derecho a tener celulitis, ojeras o arrugas. Lo irónico del asunto es que quienes no creen tener la belleza ideal, igual se esclavizan en su búsqueda con tratamientos y trucos de maquillaje, las más de las veces bien costosos.

De todos los atributos humanos, la belleza física debería ser el menos envidiable, pero lo es. Nos aferramos a unos estereotipos falsos dizque
para triunfar en ventas, en la TV, en las relaciones públicas, etc, olvidando que, a fin de cuentas, ni la guapa es tan perfecta ni la fea lo es tanto, todos somos simples humanos, con inconvenientes, inquietudes, virtudes y defectos, como todo el mundo. La belleza no da la felicidad, ni mucho menos, sino estar en paz y sentirse a gusto con uno mismo, eso es lo que realmente vale la pena. No existe mejor maquillaje que una buena dosis de autoestima.

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