TENDENCIA | NO COMER CARNE

Tendencia No Comer Carne

Desde pequeños escuchamos que los tres grandes enemigos del hombre, contra los que debe luchar hasta el fin de sus días, según la catequesis, son el demonio, el mundo y la carne. Jamás le prestamos atención a esta disposición bíblica hasta que, por fin, los científicos y no los evangelistas, nos han venido a dar mayor claridad en esta advertencia. Estábamos convencidos de que cuando nos decían que debíamos cuidarnos de la carne se referían era a las delicias del sexo. Pero no, se ha sabido recientemente que se trata es de ……la carne de res!

Sí señores, tal como lo leen. Resulta que ahora tenemos que enfilar baterías no sobre la carne de prójimo sino luchar fieramente contra la punta de anca de res, la milanesa de ternera, el churrasco, la sobrebarriga asada o a la criolla, el T-bone steak, el ossobuco de ternera, la lengua alcaparrada, el bife chorizo. Hay que pelear denodadamente contra el chunchullo, el riñón de ternera, el chateaubriand, el filet Mignon, el lomo tártaro, la chata sellada a la pimienta, la carne al trapo, el entrecote y el inefable bistec a caballo, las albóndigas con salsa napolitana y las hamburguesas en todas sus formas. A todos estos enemigos hay que vencerlos definitivamente.

Esa guerra a la que nos convocan contra la carne no debemos librarla en nombre de la fe ni por nuestra salud y bienestar, se trata de razones superiores: salvar al planeta del calentamiento global.

Un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), asegura que el proceso de digestión del ganado, flatulencias y heces, junto con el uso de la tierra para la ganadería extensiva, libera más gases de efecto invernadero que toda la industria automotriz del planeta. Por si fuera poco, el estudio también determina que la ganadería es una de las principales causas del calentamiento del planeta, la degradación de las tierras, la contaminación atmosférica y del agua, y la pérdida de biodiversidad. El horror, pues.

Pese a que todo el mundo acepta las conclusiones de diversos estudios sobre el tema, lo cierto es que nadie da el primer paso, al punto de que ni siquiera llevan el tema a las grandes cumbres ambientalistas. En una especie de “animémonos y vayan”, cada quien se hace el desentendido para no asumir personalmente compromisos al respecto. Es comprensible: el hombre ha sido carnívoro desde la creación misma, con lo que la carne está muy arraigada en la dieta de la especie humana y muy difícilmente va a cambiar sus hábitos alimenticios.

Sin embargo, es de esperarse que con intensas campañas la gente voltee hacia el vegetarianismo y con ello en el año 2040 se pueda reducir en un 50% el consumo de productos de origen animal. Pero otra salida podría ser aplicar mejores técnicas de tratamiento de los animales, ya la FAO ha recomendado medios científicamente comprobados de alimentación para que el ganado no emita tanta cantidad de gases de efecto invernadero. Es posible que se logre, pero es un proceso muy costoso que haría inalcanzable un kilo de carne para cualquiera de nosotros.

Deja tu Comentario

Your email address will not be published.