MUNDO | Naufragio

naufragioPor: Luis Raúl López M.

El triste final del otrora glorioso bolívar es mucho peor del que tuvo Bolívar, quien murió despreciado en Santa Marta. El bolívar agoniza absolutamente depreciado por cuenta de las políticas económicas del llamado Bolivarianismo, aplicadas desde hace 18 años.

Para entenderlo mejor tenemos que comprender que el dinero es una mercancía y como tal se rige comercialmente por un mercado en el que concurren, de un lado, el público que la demanda, y un gobierno (Banco Central) que la produce.

Las cosas tienen dos tipos de valores: de uso y de cambio. El dinero es una mercancía que sólo tiene valor de cambio (no se come ni usa para ponérselo como ropa), únicamente se utiliza para adquirir otras cosas o para guardarlo cuando las circunstancias le encarecen y entonces ahorrarlo es una buena forma de acrecentarlo.

En cualquier país del mundo la gente demanda su moneda negociar operaciones de compra y venta de productos, para ahorrar, pues puede preservar e incrementar su valor en el tiempo, o puede servir para tenerla guardada en caso de emergencias futuras. En Venezuela no. Allá no sirve para el primer propósito sencillamente porque no hay nada qué comprar, la producción se paralizó.

Con la constituyente recién instalada todos los activos privados han quedado en el limbo, todo puede de un plumazo ser considerado “propiedad social del Estado”. Con ello los que guardaban la esperanza de vender su casa o finca en caso de agravamiento de la situación política, ahora quedaron peor: ¿a quién le venden? Es improbable que haya compradores interesados en comprar algo, por muy barato que resulte.

Pero el bolívar tampoco sirve – menos – para ahorrar, porque día a día pierde dramáticamente su valor por cuenta de la inflación alocada que viven, de más del mil por ciento anual, haciendo que los cien bolívares que usted guarda en enero, al llegar diciembre representan el valor de cuatro bolívares del momento. A este incendio inflacionario que quema la moneda venezolana el gobierno chavista lo alimenta cada día con más y más gasolina imprimiendo billetes a un ritmo tan alocado, que la masa monetaria del país crece a una tasa del diez por ciento semanal (!), mientras que en México esa tasa de crecimiento es de tan solo el 11.4%, en Israel 5.8% y en Colombia, por el exagerado gasto público de este gobierno, es algo más del 21%. La diferencia es que estas tasas son anuales, mientras que la venezolana es semanal.

En este cuadro de cosas es apenas natural que los venezolanos no deseen mantener sus activos en bolívares y estén dispuestos a pagar cualquier precio, cualquiera, por una moneda sustituta, dólar o peso. Así las cosas, las razones que soportan la demanda de bolívares son cada vez más débiles y esta se convirtió en una moneda muy caliente que les quema los bolsillos a sus tenedores. Hace unos pocos años el llamado “Comandante Eterno”, en su supina ignorancia de economía, decía que la devaluación no afectaría al pueblo porque los pobres no usan dólares.

Por si lo anterior fuera poco, dos factores le han metido el acelerador a fondo a la devaluación del bolívar: la llegada de una nueva y peor realidad política (constituyente) que sólo augura agravamiento de las cosas, pues con ella Venezuela ha cerrado las puertas a la inversión extranjera, con lo que no puede esperarse la llegada de dólares por este importante concepto, a nadie sensato se le ocurriría invertir un dólar para crear una empresa en un país declarado abiertamente comunista. Ni siquiera en el sector petrolero, las sanciones impuestas por USA y la EU lo colocan en una situación extremadamente difícil. Así las cosas, la fuente importante de divisas serán las remesas de venezolanos en el exilio, igual que pasa en Cuba.

El otro factor acelerador de la devaluación y la inflación son las sanciones impuestas a ciertos funcionarios. Esto los puso en aviso del desplome del gobierno y se dedicaron a raspar la olla antes de partir, cogiéndose para sí los pocos dólares que llegan, lo que ha provocado una escasez sin precedentes haciendo incurrir al país en default. El esperado anuncio de que la administración Trump no descarta la opción militar para restaurar la democracia en Venezuela no ha producido mayor impacto en la expectativa de la tasa de cambio, mucha gente considera que la tal invasión militar ya se dio, por cuenta de los cubanos y del mismo ejército y la GNB al irrumpir violentamente en universidades, empresas, urbanizaciones y calles de Venezuela con saldo de muchos muertos. Nada peor que eso podría ocurrir, dicen.

Pero se equivocan, sí hay algo peor y ya se anuncia: el gobierno norteamericano sancionará duramente a las entidades financieras que realicen transacciones que involucren bonos de PDVSA. Esto significa quiebra total, absoluta y definitiva, sobre todo de quienes han robado al Estado con esos títulos. Venezuela es la primera nación petrolera que naufraga, y con ella su moneda, que se hunde inevitablemente hasta perder convertibilidad, con frecuencia los cambistas de la frontera no reciben esa divisa a ningún precio, el bolívar muere depreciado y despreciado.

Muy triste.

 naufragio22

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