El DGCD, Un Anciano Respetable

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anciano_respetable_2Por: Carlos A. Suárez A.

La fecha será inolvidable. Sucedió el veinte de diciembre de 2006. Después de cuarenta y ocho eternos minutos, tras un partido empatado y jugado con dientes apretados como visitante en el juego de vuelta de la final de Ibagué, frente al Deportes Tolima, con una ciudad volcada frente a las pantallas de televisión, por fin llegaba el soñado título de campeón del Cúcuta Deportivo.

Un hecho inverosímil para los hinchas más jóvenes. Una espera de décadas para los más viejos, muchos de los cuales después del juego afirmaron sin empalago que ya podían morir en paz luego de haber disfrutado un título que ya no parecía llegar. Un premio de la vida, al fin y al cabo algunos ya habían muerto sin verlo campeón.

anciano_respetable_3Un equipo de futbol es la vida para un hincha. Cuando es un fenómeno social, lo es para una región, una ciudad o una nación entera en el caso de las selecciones. Y el Cúcuta Deportivo lo es. Es un fenómeno de esos que apasiona, que arrastra al hincha hasta el estadio por el sencillo hecho de sentirse representado. Es la ciudad, sus colores, sus símbolos encarnados en un juego inesperado como el fútbol.

Hace algunos años, los lunes para bien o para mal, era costumbre religiosa para el cucuteño desprevenido preguntar ¿cómo quedó el Cúcuta? La razón es puntual. Lo que sucede acá es que niños, mujeres, ancianos, jóvenes, desempleados, ricos, pobres, profesionales prestantes, humildes empleados, taxistas, médicos, todas las especies sociales imaginables conviven juntas en un estadio sin importar credos, razas o estrato. Ocurre por un fenómeno muy especial. Y el Cúcuta Deportivo lo será siempre.

anciano_respetable_4Es un prodigio de 92 años, que está a solo ocho de su centenario.

El quince de septiembre de 1924 mediante una carta registro que aún existe, quedó establecida la fundación del Cúcuta Futbol Club, como se llamó en su constitución. Cuatro años después el equipo representaría por vez primera a la región. Lo hizo para los juegos deportivos nacionales que para entonces eran denominados, Juegos Olímpicos Nacionales. Unas horas antes de la marcha inaugural, el grupo de noveles jugadores había decidido adoptar la bandera negra y roja como símbolo de la sangre y el luto que los conmovió por el asesinato del destacado ciclista de la época don Ciro Cogollo. Le habían quitado la vida por negarse a dar la clave de una caja fuerte, unos fugitivos de la cárcel de Papillón como se le conoció al centro penitenciario de la Isla del Diablo, en la Guayana francesa. Entonces fue uno de los primeros equipos de futbol en tener bandera.

anciano_respetable_6En la Cámara de Comercio de la ciudad, reposa un disco compacto con un himno que por la década del treinta don Elías Mauricio Soto, el
célebre autor de las Brisas del Pamplonita, compuso para el Cúcuta Futbol Club. Fue el primer equipo del país que tuvo himno propio. Y por ser equipo decano en poseer bandera e himno, es que se empezó a llamar “Doblemente Glorioso”.

El fin de la época aficionada se dio por el lógico nacimiento del futbol profesional colombiano en 1948, un año después con un capital de treinta mil pesos, mediante escritura pública de la Notaría Primera de la ciudad, se daba el paso legal para hacerlo un equipo profesional. La institución estará en deuda eterna con la manera digna como la familia Lara Hernández promovió el equipo en la década dorada del cincuenta.

El Cúcuta deportivo no es el equipo más ganador de la historia, pero innegablemente es un histórico del futbol colombiano. Noventa y dos años con un subcampeonato de aquel recordado equipo de 1964, dos títulos de la categoría B en 1996 y 2005, y un único título de campeón en el 2006. No es mucho, pero para el hincha es todo. Por el equipo pasaron jugadores de todas las estirpes, célebres, ignotos, buenos, regulares y malos, por supuesto. Figuras como Ramón Eusebio Tejera y Schubert Gambeta, míticos campeones con Uruguay en aquel maracanazo del 50 son el génesis de nombres y hombres que vistieron la camiseta sangre y luto. La lista puede ser interminable e injusta, pero no se puede dejar de referenciar a jugadores como los cucuteños German “Burrito” González, o Rolando “el Faraón” Serrano; los uruguayos Carlos Zunino, Luis Alberto “marciano” Miloc, Bibiano Zapiraín, Juan Eduardo Hobberg, Omar Verdún, Ramón Alberto Villaverde, Sergio Santín, Ricardo Viera, Nelson Silva Pacheco; o los argentinos Felipe Marino, José María Ferrero, Dante Homérico “Mandrake” Lugo, Walter Gómez, Juan Ramón “La Bruja” Verón, Rene “El Negro” Ibáñez, Oswaldo Marcial Palavecino, Carlos Miguel “Chiche Diz, Hugo Horacio Lóndero y Juan Carlos Díaz, o los colombianos Eduardo Julián Retat, Arnoldo Iguaran, Albeiro Usuriaga Faustino Asprilla yMacnelly Torres.

anciano_respetable_5Todos estos auténticos fuera de serie, que pudieron jugar en cualquier equipo del mundo sin desentonar por su capacidad y calidad técnica, jugaron en el equipo rojo y negro, un humilde club que perdió más de lo que ganó, que el pasado 15 de septiembre celebró 92 años como club y que este veinte de diciembre celebra 10 años de su único título profesional. La historia de hoy, la realidad cruda, es triste. Desterrado de su sede por el desgaste y el engaño de un dirigente que dice querer pero al que nadie parece querer, al que muy pocos le creen, y al que nadie aguanto más, tras una cadena de errores y desaciertos de años que arruinaron el equipo. Pero estas horas de celebración se llena con recuerdos agradables. Para los malos ya sobrará tiempo. ¡Salud Cúcuta Deportivo!

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